martes, 7 de diciembre de 2010

Un viejo reloj de arena


Acabo de darle la vuelta a un viejo reloj de arena que tenía guardado en un cajón. Marca los segundos que quedan antes de que termine todo. Los granos de arena caen poco a poco, uno a uno. No sé exactamente cuánto tiempo significa lo que queda ni los que han caído ya. Siguen precipitándose con una lenta y rara precisión. Un casi silencioso susurro que producen los granos de arena al chocar contra el fino y débil cristal del recipiente que los contiene llena la habitación. Me pregunto qué hace que caigan, porque no se detienen ¿por qué no se para el curso del tiempo?¿por qué? Es lo único que deseo saber, sólo, es todo lo que necesito antes de que la parte superior de un viejo reloj de arena quede vacía y una furiosa muerte se abalance sobre mí, obligándome así, a despedirme de todo aquello que me rodea, a decir adiós a aquellos dos chicos a los que siempre amó mi corazón. No lo soporto, cojo el viejo reloj de arena y lo lanzo hacía la pared con todas mis fuerzas, pero, ya es tarde, el último grano de arena ya ha caído, ya ha caído mi último segundo de vida en el temible abismo que es el olvido. Cierro los ojos. Mi vida acaba de finalizar.
http://distanciaysilencio.blogspot.com/

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