lunes, 20 de febrero de 2012

Ámame, yo te prometo hacerlo.

Paseemos cogidos de la mano por las calles abandonadas de alguna ciudad. Durmamos en alguna habitación solos tú y yo. Entremos en alguna casa abandonada y juguemos a ser sus dueños. Abrázame, y te contestaré susurrándote un ' te quiero'. Mírame, y dibujaré una sonrisa para que la veas. Cógeme la mano y guíame a cualquier lugar mientras yo camino con los ojos cerrados. Después cambiaremos la dirección y te guiaré yo a ti. Parémonos en cada esquina a besarnos. Caminemos sin rumbo fijo, perdámonos siempre y cuando vayamos los dos juntos. Juguemos a que somos los dueños del mundo solo nosotros, seamos los únicos habitantes de un mundo cualquiera inventado por nosotros. Un mundo imperfecto, pero nuestro. Desvistámonos lentamente, muy despacio, para abrazarnos y sentir solamente tu piel sobre la mía, sin impedimentos solo nosotros. Bésame, quiero sentir el dulzor de tus labios. Abrázame, solo deseo sentir tu suave piel acariciando lentamente la mía. Dime que me amas y seré la personas más feliz del mundo. Juguemos a ser pequeños, niños que aún no han crecido, y de repente sin más crecen y se vuelven maduros de nuevo.
Amémonos, te prometo amarte como si en el mundo no existiera nadie más que tú, a cambio solo te pido que me ames la mitad que yo a ti,con eso es suficiente.
Simplemente, (7)

lunes, 22 de agosto de 2011

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Supongo que todo el mundo ha sentido alguna vez ese peso de no saber qué hacer. Esa impotencia que no te deja más que llorar cada noche ocultándote bajo la almohada y tras la oscuridad de una habitación vacía. Cómo no, todo el mundo ha fingido estar bien, mil veces, millones, aunque todo fuera mal. Todos hemos mentido, ya fuera para bien o para mal, para fastidiar a otras personas, o a nosotros mismo ya sin darnos cuenta o ya a caso hecho. Siempre hemos ocultado unas cuantas lágrimas, con tal de no preocupar a las personas, excusándonos con cualquier tontería recién sacada de la cabeza si alguna de esas lágrimas decide escaparse. Al fin y al cabo, existen esas mentiras piadosas, esas que se supone son para no hacer daño a nadie, pero... nadie se puede engañar a sí mismo, su cabeza puede repetir mil veces una cosa, pero su corazón sabe la verdad, la sabe, sea cual sea, aunque te haga realmente muchísimo daño. Y es eso lo que no te deja elegir, esa lucha continua entre cabeza y corazón. Es esa lucha la que lleva las sonrisas ante el mundo entero y las lágrimas ante tu almohada.

miércoles, 20 de julio de 2011

impotencia.

Y de repente algo me oprime el pecho, me deja el aire suficiente para respirar y a ratos ni eso, inunda mi mente, me hace llorar, distribuye lágrimas por toda mi cara, algo me aprieta el estómago y produce un fuerte dolor en él, angustia. Los pensamientos vienen a mi mente, no me dejan moverme, no me dejan hacer nada. Llegan hasta mi boca unas cuantas lágrimas dejándome así su sabor. Ya no sé qué es real y qué no. Me aprieta más fuerte aún en el estómago, menos aire. Música y más música. Lágrimas y más lágrimas. Mentiras y más mentiras. Algo que no me permite mover ni un solo centímetro mi cuerpo, que no me deja pensar, que no me deja saber. Llamémosle…. impotencia.